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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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14-01-2015

Cuántas veces el silencio es la voz de la verdad

ALMAGRO Y HAITÍ

 

 

 

 

SURda

Fernando Moyano

Opinión

 



"Felicitamos todos los procesos electorales realizados en 2015, todos ellos han significado mucho para el fortalecimiento de la democracia".

Mensaje de fin de año de Almagro -
https://www.youtube.com/watch?v=v1HBEXxYtu0

El mensaje de Almagro tuvo relevancia por su referencia al proceso electoral de Venezuela. Pero aquí solo hablaré de sus conceptos generales y su silencio sobre uno de los procesos electorales del 2015 en el continente, Haití.

Silencio ahora, no en los cinco años de su gestión como canciller en los que se involucró especialmente en el tema. Pudimos verlo en numerosas y periódicas reuniones en que Almagro recibió, con cordialidad, sinceridad y seria preocupación, a la coordinación por el retiro de las tropas de Haití que incluye representantes del PIT-CNT, SERPAJ, periodistas, el ex diputado Esteban Pérez, etc.

Si alguien sabe que el proceso electoral haitiano fue un fraude y la perpetuación de una dictadura, es Luis Almagro, En la última reunión que tuvimos con él como canciller dos semanas antes de su cese, su asesor especial en temas haitianos Gabriel Bidegain adelantó con toda claridad que en Haití no habría elección sino “selección” de un nuevo presidente que sería designado a dedo por la derecha oligárquica y las fuerzas de ocupación.

Eso es exactamente lo que pasó.

El último esfuerzo para impedirlo ya lo había intentado Almagro en enero 2014 cuando presionó y casi extorsionó al presidente haitiano Martelly -excediéndose de las formas diplomáticas aceptadas, al menos para un país pequeño como el nuestro- intentado que cumpliese con formas democráticas mínimas. Almagro amenazó directamente a Martelly con el retiro total e inmediato de las tropas uruguayas de la MINUSTAH (expresado en la frase “Uruguay no será guardia pretoriana de una dictadura”) si no se llegaba a un acuerdo con la oposición para la celebración de elecciones limpias y democráticas, y que se cumpliese; elecciones parlamentarias primero y a tiempo para evitar la caducidad del Senado. (Y en todo caso, igual Uruguay completaría el retiro gradual de sus tropas en abril 2016).

Nada de eso ocurrió, y el gobierno de Martelly tomó formas crecientemente dictatoriales, que Almagro comparaba con las del gobierno de Bordaberry en 1973.

Aunque las organizaciones sociales y militantes que reclaman el retiro de las tropas de Haití NUNCA avalaron esa táctica de Almagro de querer condicionar la democratización de Haití a punta de fusil -aunque fuese por la amenaza de retirar el fusil- podemos suponer buenas intenciones desde su
punto de vista. Pero cuando las papas pelan, ya no las vemos.

Sería en este caso demasiado benigna la expresión usada por Almagro -referida a otras cosas- “estratagemas de dudosa juridicidad” *para los casos de represión abierta incluyendo BALEAR y HERIR candidatos presidenciales opositores (por ejemplo al senador Möise Jean Charles que visitó Uruguay dos veces y fue recibido por el presidente Mujica quien también le manifestó que “Uruguay no será guardia pretoriana de una dictadura”).

Sin embargo, aun al concretarse ese proceso antidemocrático que contradice abiertamente el sentido expresado por Almagro en su mensaje, también todos los objetivos de su gestión como canciller y lo anunciado además por Mujica, el parlamento acaba de aprobar (21 y 22 de diciembre) la permanencia de las tropas uruguayas en Haití.

En este caso hubo otro silencio. La ausencia de fundamentación de este cambio de posición por parte de la bancada oficialista. Excepto la de Víctor Semproni, el que siempre hace la venia como defensor de “Defensa”, pero sus intervenciones siempre son, para la causa que defiende “un pelotazo en contra muy difícil de parar”.

De modo que vayamos a los fundamentos de Jorge Menéndez subsecretario de Defensa en la comisión parlamentaria el 7 de diciembre.

Las elecciones en Haití de las que “la Minustah ha sido garante” no podrían ser “las que queremos ni podemos asemejar a las de nuestro país. No podemos pensar con la cabeza del proceso electoral uruguayo ni sudamericano ... por sus particularidades...”.

Son los mismos conceptos racistas expresados por un general uruguayo destinado al Congo en noviembre 2012: los congoleños "no están capacitados para conducir un país... no podrían gobernarse a
través de una democracia tal como la entendemos nosotros"

Menéndez olvida que los haitianos declararon su independencia veinte años antes que Uruguay, y abolieron totalmente la esclavitud veinte años antes de que Artigas proclamase la “libertad de vientres”, porque hasta allí no más llegó. Pero sin ir tan atrás alcanza ver que mientras aquí teníamos al
Quki Lacalle, en Haití eligieron a Aristide por amplia mayoría y participación del pueblo en elecciones plenamente democráticas, se dieron una Constitución mucho más democrática que la nuestra, y abolieron las fuerzas armadas. Después fuimos nosotros a “ayudarlos”.

Los parlamentarios uruguayos se tragaron el cuento de que habría una “culminación del proceso electoral” en Haití el 27 de diciembre; no la hubo, como ya nos habían advertido que pasaría personas mejor informadas que ellos. Martely volvió a postergar las “elecciones”, con participación de la OEA en este acto.

Solo nos queda interpretar el silencio de Almagro, por nuestra cuenta y riesgo.

1, La intervención militar fracasó completamente en sus objetivos declarados de “estabilización” y “democratización”, y queda absolutamente claro que no logrará eso por más que siga allí. Ante esto,parece que es mejor ni mencionar el tema.

2. En cambio, la intervención sigue llevando adelante -aunque con una resistencia cada vez mayor por parte de los haitianos- su objetivo no confeso pero real de reconstruir y perpetuar el Estado colonial. A esta altura está esto tan claro que también parece que es mejor callarse. Una cosa queda meridianamente clara. Si Almagro amenazaba a Martelly con retirar las fuerzas de ocupación es por que son las fuerzas de ocupación las que sostienen a Martelly.

3. Hablar en general de democracia, y llamar la atención sobre conflictos en otro lado pero callarse sobre Haití, parece ser la táctica elegida para barrer bajo la alfombra y disimular la vergüenza de la intervención. En realidad, el resultado es más vergüenza.


moyano.fer@gmail.com

 
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